“Me llegó respeto de la gente porque va para otro lado de lo que está sonando y soy consciente de eso porque lo quise hacer así”, contó XXL Irione sobre “Morir Solo”, su nuevo single, en #AfterLive, el ciclo de entrevistas del Instagram de La Viola.
Desde hace diez años, Juan Manuel Fernández Maciuk -como aparece en su DNI- viene componiendo y lanzando algunas de las rimas más filosas del hip hop nacional. Se convirtió en un referente de los barrios mucho antes de que la movida explotara y se convierta en el nuevo mainstream.
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Ser punta de lanza -dice- no le pesa pero cree que no tiene el reconocimiento que merece. Su nuevo tema apunta a eso: hacer la de él sin mirar a los demás. “Tuvo un proceso larguísimo, aunque hoy estamos acostumbrados a escuchar que una canción la armás con una laptop, te ponés un colchón en la cabeza -que yo lo he hecho- y todo es ‘dale que va, así nomás’”.
-Durante la pandemia se habló mucho de “salir mejores”, pero en esta canción te parás en la vereda opuesta.
-Te voy a ser sincero: la vida está llena de contradicciones y yo las siento mucho, en mi vida personal y en mi carrera. Es una contradicción saber que uno busca y no llega; Tenés dos opciones: o te vendés o morís en la tuya. Es muy raro encontrar música urbana así pero acá estamos para levantar la bandera.
-”Morir solo” no solo representa una época sino también un estilo de vida.
-Es reivindicar lo que hice durante tanto tiempo. Navegar solo y buscar puertos seguros. Puedo coquetear, investigar un poco cuando me invitan a un remix importante, los featuring todo el tiempo lo inventó el urbano, esto en el rock no existía. No me limito pero entiendo mi posición. Sé que cuando la gente está tranquila en casa, va a escuchar a Irione.
-¿Dónde nació la idea de filmar el clip en la Patagonia?
-Siempre fui un chabón que marqué para donde va el rumbo. Al pilar no se lo reconoce nunca, siempre se reconoce al que explota. Siempre tuve la idea de filmar un clip en la nieve y nunca me había podido sacar las ganas. En Argentina casi no hay y, de la mitad del país para abajo, nieva. Los clips son en verano, bamboleio (sic), como si viviésemos en el Caribe y la mitad del país se caga de frío.
-¿Cómo fue el proceso creativo durante la pandemia que te llevó a terminar lanzando tres discos?
-Ahí es donde se ven los pingos en la cancha. Sé que compito en un mercado de plástico, de mentira y que con las limitaciones de la pandemia, a los que no son artistas no le iba a salir componer y grabarse en su casa. Yo sabía que era mi momento y lo aproveché. No sé si me sirvió para subir, porque en esta industria tenés que invertir mucho dinero para subir, pero sí para mantenerme y seguir surfeando la ola. Yo no empecé la casa haciendo el techo, sé lo que es el underground y lo que es haberlo caminado; ahora me toca conocer lo que hay arriba.
-¿Te molesta la propuesta hecha por el click?
-Me enoja. Si te dijera que no, te estaría mintiendo. No me enoja la gente que elige a estos artistas, me jode la gente que está detrás, las cabezas. Yo jamás me enojaría con la gente porque van atrás de lo que ponen en las redes, me enojo con los tiburones detrás de eso. Conozco a muchos artistas genuinos que están en los barrios y eso me pica porque tenés muchos que se quieren parecer a nosotros y se ponen en pose.
-¿Sentís la responsabilidad de ser un referente y no escribir para mantener un algoritmo?
-Me pasa que tengo un nombre formado desde antes de que esté Spotify. ¿Qué te quiero decir con eso? No siento que tenga que estar al nivel o el ritmo de la industria porque yo soy independiente y me demanda muchísimo, porque hay empresas que le ponen 200 mil dólares para un videoclip a un pibe y de esa guita, 100 mil van dedicados a publicidad. Entonces suena hasta reventarle la cabeza a la gente. Yo me gasté 300 lucas en el clip de “Morir solo” y tenía dos posibilidades: pegarme a un filmmaker de moda para que lo vea la gente que está con ese mambo o invertirla en ir a la Patagonia, escribir el guion, alquilar la casa.
-El beneficio de la autogestión es que tomás todas las decisiones, ¿cuáles son las contras que encontraste?
-Luchar contra los gerentes de marketing. Hay muchos que están metidos en las compañías pensando que son músicos y saben de música. Te soy sincero y polémico. No son gerentes que desarrollan artistas, van a lo que les da reproducciones y no entienden si está bueno o malo. Mis rivales jamás serán los artistas o los chicos que están disfrazados de artistas y son productos. Hay artistas a los que nos gusta rapear la calle, contar la calle y otros que los disfrazan y se aprovechan de los pibes, los sacan de las plazas y los ponen a cantar música pop.
-¿Por qué crees que la gente se identifica tanto con tus canciones?
-Todos fueron atrás del conejo de oro y en Irione encuentran un descanso. Pienso que es como leer un libro. Cuando la gente pone mis temas, se prepara. No lo podés poner a las 3 de la mañana en el boliche. En el género urbano quedan pocos artistas así, cancioneros y reales, que no vayan atrás del hit.
-¿Te cuesta separar a XXL Irione de Juan Manuel?
-Soy todo el tiempo Juan Manuel. Pude separar mi alter ego. El que dice que es la misma persona arriba y abajo del escenario es un mentiroso total. ¡Mentira! Arriba soy diez veces más potente. Si yo fuese Irione todo el tiempo, me vuelvo loco. En mi casa soy Juan Manuel, con mis amigos soy Juan Manuel y con mis fans soy Juan Manuel, nunca Irione.
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