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Se cumplen 120 años del nacimiento de Enrique Santos Discépolo

27/03/2021
Se cumplen 120 años del nacimiento de Enrique Santos Discépolo


Enrique Santos Discépolo, conocido como “Discepolín”, es recordado especialmente por componer varios de los llamados “tangos fundamentales” entre los que destacan “Yira, yira” (1929), “Cambalache” (1934), “Uno” (1943) y “Cafetín de Buenos Aires” (1948), en los que cristalizó la lírica perfecta. Nació en el barrio porteño de Balvanera, donde murió a lo 50 años de un ataque al corazón. Un día como hoy, cumpliría 120 años.

Tras fallecer sus padres, su hermano Armando Discépolo, 14 años mayor, se convirtió en su maestro y le descubrió la vocación por el teatro. Con él, dio sus primeros pasos como actor en 1917. En 1918, escribió sus primeras obras teatrales: “El señor cura”, “El hombre solo” y “Día feriado”. En 1923, actuó en la obra “Mateo”, escrita por Armando. En tanto, en 1925, compuso la música del tango “Bizcochito” y la música de “Qué vachaché”.

Enrique Santos Discépolo: para volar, no siempre se necesitan alas

A diferencia de otros creadores populares, Discépolo fue siempre consciente de sus aportes. Podría incluso asegurarse que toda su producción artística estaba articulada por un estilo común, un cierto aire o espíritu discepoliano que la gente reconoce inmediatamente, con afecto y admiración, como si su obra (más de una vez definida como “profética”) expresara el sentido común de los argentinos.

En 1928, compuso el tango “Esta noche me emborracho”, popularizado por Azucena Maizani. Más tarde, entre 1928 y 1929, escribió “Chorra”, “Malevaje”, “Soy un arlequín” y “Yira, yira”, entre otros. Mientras tanto, continuaba actuando con éxito en los teatros de Montevideo y Buenos Aires.

Entre 1931 y 1934 escribió varias obras musicales, entre ellas “Wunderbar” y “Tres esperanzas”. En 1935, viajó a Europa y a su regreso se vinculó al mundo del cine como actor, guionista y director. Simultáneamente, escribió y compuso sus tangos más notables: “Cambalache” (1934), “Desencanto” (1937), “Alma de bandoneón” (1935), “Uno” (con música de Mariano Mores, 1943) y “Canción desesperada” (1944).

A partir de 1943, en el marco de una campaña iniciada por el gobierno militar -que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo como así también cualquier referencia a la embriaguez, la prostitución y el proxenetismo o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país- incluyó al tango “Uno” dentro de los censurados para su difusión radiofónica.

Las restricciones continuaron al asumir el gobierno constitucional del general Perón y en 1949, directivos de Sadaic, le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el Presidente las dejó sin efecto. “Uno”, al igual que otros muchos tangos, pudo entonces volver a la radio.

En 1947, después de una gira por México y Cuba, compuso “Cafetín de Buenos Aires” (1948). Durante los siguientes años, continuó produciendo películas, obras teatrales y tangos, algunos de los cuales fueron estrenados después de su muerte.

Su hermano, Armando Discépolo, se convirtió en su maestro. (Foto: Wikipedia)
Su hermano, Armando Discépolo, se convirtió en su maestro. (Foto: Wikipedia)

Finalmente, el 13 de abril de 1951, estrenó y protagonizó su última película como actor, dirigida por Manuel Romero, llamada “El hincha”, en la que queda inmortalizada su frase célebre en la que describe lo que es un hincha de fútbol. La singularidad de Discépolo sigue inquietando tanto dentro como fuera del universo del tango. El hombre que escribió y compuso “Cambalache” persiste y seguirá vigente entre los argentinos.



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