De romántico a “director de orquesta”. En su última presentación en la Ciudad de Buenos Aires, Luis Miguel, ese buenmozo de traje que hace décadas enamora con sus baladas y sonrisas, estuvo algo arisco. Abandonó el recital en dos oportunidades y durante casi todo el show permaneció inamovible sobre el sector derecho del escenario, desde donde le daba constantes indicaciones a un técnico y a sus músicos. La conexión con el público costó bastante, pero terminó con emoción y con un enfático «hasta la próxima».
La noche arrancó con 42 minutos de demora, aunque eso a ellas no les interesó. Las seguidoras esperaban el reencuentro y nada importaba más que el apagón de luces que anunciara el arranque de la cuarta fecha del puertorriqueño en Geba. Los siguientes minutos, sin embargo, fueron extrañísimos.
Cuando abrió la velada con “Quién será”, la actitud del cantante anunciaba el primer retiro. En la cuarta canción, “Suave”, Luismi se llamó al silencio, le dio la espalda al público por unos instantes… y se fue. Se ausentó durante diez minutos, y no había pasado mucho más que ese tiempo en las tablas. El siguiente video que llegó a TN y la Gente, el portal de periodismo ciudadano de TN.com.ar, evidencia el escandaloso momento.
Omitir
