Los Gemelos son Federico y Matías Cáceres Rey. Tienen 30 años y son oriundos de Gerli. Durante su convulsionada adolescencia, se refugiaron en la música para salir adelante. En febrero, publicaron su primer disco y días atrás editaron su primera superproducción audiovisual. Visten igual, tiene la misma película favorita, coinciden en que no hay mejor plato que la pizza y los dos sueñan con cantarle sus verdades al mundo.
Su esfuerzo de años por encontrar un lugar donde valoren su talento llegó una década y media después de empezar a componer canciones. Jamás bajaron los brazos. Su historia comenzó con una cabina armada en un viejo ropero de su humilde hogar y un micrófono. Ahí, con 14 años, grabaron sus primeras rimas.
“Sin Género”, su flamante single en el que recitan “en cada tema, una cicatriz en la piel”, les abrió la ventana para aventurarse en un nuevo camino. La dupla de hermanos firmó con Suena Eh!, un sello discográfico que nació en Villa La Cava y que tiene como objetivo darle una oportunidad a los jóvenes del barrio.
“Gracias a esto por fin vemos que todo lo que soñamos se puede llegar a cumplir. Hay un momento en que vos soñás y no pasa nada. Suena eh! es un lugar donde te permiten mostrar quién sos, un lugar donde ir, donde estar. Es un semillero de chances”, define Federico en diálogo con La Viola.
Cuando tenían 14 años sus padres se separaron. La situación familiar les generó un profundo dolor que intentaron aliviar con oscuras distracciones. Al tiempo se dieron cuenta de que solo empeoraron su tristeza y decidieron cambiar el rumbo de su dicha.
“Veníamos mal los dos y entonces empezamos a encerrarnos a escuchar música para salir de donde estábamos. Poder desahogarnos a través del rap nos sacó de la calle y las drogas”, dice Matías, que recuerda que sus orígenes radican en el hip hop.
“Fue muy natural darnos cuenta de que nosotros también teníamos cosas para decir, explorando este mundo nos dimos cuenta de que podíamos hacer una canción. Nos preguntamos qué vivíamos nosotros y empezamos a contarlo en clave rima”, agrega Federico.
Mientras tejían proyectos en su imaginación, salían a laburar. La vuelta a casa, luego de largas jornadas de trabajo, tenían una gratificante compensación: poder encontrarse con el estudio casero que habían montado en su habitación para poder seguir componiendo.
“Contamos con el apoyo de nuestros padres. Lo que vieron nuestros viejos es que nunca dejamos de intentarlo”, afirman los hermanos al mismo tiempo que recuerdan al unísono que al principio su madre les gritaba para que bajaran el volumen de la música.
Con su primer contrato discográfico firmado en la mano, recuerdan que no fue fácil. En su haber tienen más de 50 canciones, aunque consideran que las últimas son su carta de presentación. “Jamás pensamos en que podríamos hacer un video con el profesionalismo que hicimos “Sin Genero”.
Federico asegura que no se pueden encasillar en ningún genero y que en eso -cómo en todo lo demás- están absolutamente de acuerdo los dos. “Compartimos la vida entera, nos entendemos completamente en todo. Para componer siempre fuimos para el mismo lado, jamás tuvimos ideas distintas sobre lo que queríamos hacer”, suma Matías.
Su esfuerzo les valió una importante oportunidad que tendrán que defender abajo y arriba de los escenarios.
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