
Para principios de agosto de 1969, Los Beatles era casi una sociedad desarmada. Tan solo un mes después, John Lennon soltaría la bomba de su alejamiento del grupo, que mantuvo en secreto su separación hasta que Paul McCartney decidió ir por atrás y quedarse con los titulares.
La magia en el estudio estaba intacta pese a las diferencias. Tras el caótico experimento que representó Let It Be -grabado y abandonado durante enero-, el grupo firmó una tregua para llevar adelante el que sabían era el último disco de su carrera. Abbey Road -muchas veces considerado el mejor de su discografía- es el cierre que merecían, con canciones extraordinarias de los tres compositores y un enganchado final -el magistral Lado B- que sigue sonando moderno en 2021.
Su portada -la más icónica de esos 10 años- suscitó un punto de disputa (uno más) entre los integrantes de la banda. Paul McCartney tenía la idea de que el álbum se llamara “Everest”, en homenaje a la marca de cigarrillos que fumaba el ingeniero Geoff Emerick, y las fotos iban a ser tomadas en el Himalaya, pero las fricciones entre Los Beatles era tan grandes que decidieron resolverlo saliendo a la calle principal que albergaba el estudio EMI, su búnker durante la última década.
Paul Cole era un vendedor de Florida que se encontraba de vacaciones junto a su esposa en Londres. Harto de visitar museo tras museo, dejó a su esposa en uno y decidió salir a caminar un rato. Nunca creyó que es simple gesto de convivencia matrimonial le depararía un lugar en la historia de la música. Mientras caminaba, Cole vio un patrullero estacionado en una apacible calle y entabló una charla con el oficial que estaba dentro.
El fotógrafo Ian McMillan fue el encargo de resolver la simple logística de salir a la calle, frenar un momento al incesante tránsito de la zona y disparar en el momento adecuado. La escena duró apenas un par de minutos y seis fotos después, el momento quedó inmortalizado. Cole miraba a un grupo de extraños, con look de la época alejado de su pensamiento como hombre mayor de edad.
“Un montón de “locos”, así los llamé, por su look tan radical para la época. Uno no camina por Londres descalzo”, recordó en una entrevista varios años después a propósito de la decisión de Paul McCartney de no utilizar sandalias en las fotografías (hay dos fotos en que las usa).

Un año después, Cole encontró el álbum en la casa familiar y se reconoció ahí parado, siendo testigo de la historia. “Tuve que convencer a mis hijos de que era yo. ‘Saquen la lupa y van a ver que soy yo”, recordó. Es la única persona viva que aparece en una tapa del grupo sin tocar ningún instrumento. Murió en 2008 sin haber escuchado el álbum.
Lee mas en: Los Beatles: la historia del “colado” en la tapa de Abbey Road