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Murió Pablo Moret, el James Dean del cine argentino

29/12/2025



Fue un galán argentino de estirpe francesa, con un rostro y estilo que lo acercaba a los perfiles de Gerard Philipe y James Dean, y que tuvo desde mediados de la década del 60 una destacada carrera en el cine argentino. Con la muerte de Pablo Moret, a los 92 años, prácticamente se cierra el ciclo de los rostros de la poderosa Generación del 60 del cine argentino y se despide el último de los protagonistas de Dar la cara, el clásico de José Martínez Suárez y en donde Moret era uno de los tres jóvenes “colimbas” que buscaban un rumbo en sus vidas.Moret fue uno de los retratos de esa generación entrecruzada por el cine, el deporte y la política. Nacido en Tarn et Garonne como Amable Auguets, el 2 de junio de 1933, hijo de padre francés y madre catalana. Con 20 años llegó a la Argentina donde encontraría de la mano de la prestigiosa Hedy Crilla una vocación artística y el nombre que le daría fama y que no lo abandonaría jamás. Iniciado en el espectáculo como bailarín en La cabalgata del tango, que se presentaba en el Teatro Argentino, pronto intervino como extra en María Magdalena, donde compartió una escena de baile con la bellísima Laura Hidalgo. Fue el prólogo para una sucesión de papeles conquistados al amparo de la renovación del cine argentino al cual llegó ya con sus afamados ojos claros y su rutilante nombre artístico.Sucedió en 1958 cuando, luego de una prueba de casting, le fuera confiado el rol de Jarvis Liudas, hijo del magnético estafador encarnado por Vassili Lambrinos para Los tallos amargos (que estelarizó Carlos Cores), y que sirve en la trama para poner en crisis el supuesto crimen perfecto. Enorme ejemplo local de cine negro, el film de Fernando Ayala conquistó los principales premios de aquel tiempo y le brindó a Moret una temprana nominación para los premios de cronistas como “revelación del año” y que finalmente fue a manos de Oscar Rovito por Edad difícil. Ayala lo convocará nuevamente para uno de los roles de El Jefe, basado en el libro de David Viñas, que resulta un clásico automático del cine argentino. Su rostro se sumará a los elencos de Aquellos que amamos, de Leopoldo Torres Ríos y que protagonizaron Lautaro Murúa y Aída Luz; El asalto, un policial en la lente de Kurt Land; …Y el demonio creó a los hombres, con Isabel Sarli; la versión cinematográfica de Quinto año nacional, heredada del éxito televisivo; la tan extraordinaria como olvidada Una jaula no tiene secretos, uno de los pocos papeles donde demostró su vena dramática Alberto Olmedo.Luego de su protagónico en Dar la cara, de Los que verán a Dios y La familia Falcón, tendrá con el cine una pausa de casi una década, para volver acompañando a Isabel Sarli como parte del elenco de Fiebre, que dirigió Armando Bó. Entre tanto, Pablo Moret se convirtió en referencia ineludible del teleteatro y de las fotonovelas, donde tuvo un enorme éxito. En la década del 80 retornó al cine brevemente en diversas películas entre las que se destacaron Los días de junio, de Alberto Fischerman; Cuerpos perdidos, de Eduardo de Gregorio y una despedida de la mano de Eugenio Zanetti en Amapola, hace poco más de una década. Por su destacada trayectoria artística le había sido conferida en Francia la “Medalla de honor de la comuna de Molière”.Enamorado de sus paisajes, Pablo Moret cambió la fama por Puerto Montt, donde tuvo una posada y un pequeño restaurante, y donde desde la Capilla Madre de Dios de esa localidad chilena partió para su morada final. En el mundo del espectáculo permanecerá por siempre en el recuerdo de su público, cada vez que se revea alguno de los grandes clásicos del cine nacional en los que intervino y en la memoria de la gente que conoció a un actor de un rostro inimitable que era la carta de presentación de una persona excepcional.

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