“Tres son más cuatro”, suele decir Oscar López, exDT de Banfield y Racing, entre otros equipos, un maestro que sigue dejando enseñanzas aunque ya no dirija. La ecuación matemática hace referencia a las líneas defensivas de los equipos, en donde la mayoría se puede inclinar por los cuatro defensores o con una línea de 3 con un líbero y dos centrales de la que se desprenden por delante dos laterales/carrileros. Diego Martínez sabe que está ante un clásico trascendental como entrenador de Boca ante River. Y justamente uno de sus pensamientos se apoya en qué sistema táctico usar en la Bombonera. Si el 3-5-2 o el 4-4-2, los que estuvo probando esta semana. Si fuera por él, se inclinaría por el primero, que utilizó en los partidos ante Estudiantes en La Plata y Talleres de Córdoba, pero ¿y si le llegara a salir mal? Las críticas serían más duras todavía porque, en el inconsciente popular xeneize, los hinchas no aceptarían perder y encima jugando con 5 defensores.El ciclo de Diego Martínez, más allá de algunos pasajes de buen juego, no termina de arrancar, son chispazos que no logran prender en rendimientos que entreguen continuidad. Los más firmes en ese rubro habían sido los laterales Luis Advíncula (antes también Lucas Blondel, lesionado) y Lautaro Blanco, pero incluso ellos ahora están en una meseta que no da garantías. En su momento le aportaban herramientas defensivas pero también tenían una alta participación en ataque, ya que habían generado y dicho presentes desde los goles o las asistencias en 12 de los primeros 27 goles del ciclo.En el último mercado de pases llegó Gary Medel y el futbolista chileno podía ser central o volante, pero se lesionó. De todas formas, quizás haya sido el refuerzo que menos logró convencer al entrenador. Nicolás Valentini (zurdo) había quedado afuera por pedido del Consejo de Fútbol, tras el conflicto generado por no renovar el contrato. Nicolás Figal tuvo desempeños muy flojos (tanto en toma de decisiones como en ejecuciones) y pese a que tuvo muchísimas oportunidades. Lautaro Di Lollo actuó como central y como lateral derecho, pero no tuvo continuidad. Mateo Mendía fue otro defensor central juvenil que actuó en línea 3 en pasajes de los segundos tiempos con Di Lollo y Rojo; también con Medel y Figal. ¿Y el resto?Cristian Lema mejoró en los últimos partidos, pero aún así parece siempre caminar por la cornisa de los errores decisivos, de los penales o faltas de último recurso que encima le pueden acarrear una tarjeta. Marcos Rojo hace tiempo que no está en plenitud, y no se notó su oficio para los clásicos o partidos determinantes de la Copa, tampoco aportó un plus en el juego aéreo, una de sus virtudes. Aaron Anselmino fue vendido a Chelsea en 20 millones de dólares, tiene muy buenas condiciones y lo dejó reflejado en el clásico ante San Lorenzo, con anticipos por personalidad y buenas decisiones, pero viene de caer justamente en un bajón por jugar a perfil cambiado ante Racing (la atajada de Chiquito Romero ante Baltasar Rodríguez fue posterior a un error suyo en la salida). A perfil cambiado, al mejor también le cuesta.Dentro del contexto de esa ecuación que no le cierra a Boca, también hay que sumar la ausencia de un N° 5 natural, con oficio y controles, con tomas de decisiones que eviten errores de los centrales propios, con voz de mando. Pol Fernández hace tiempo que le está dando una mano al equipo en esa posición, pero no es “5″. Los dirigentes encabezados por Juan Román Riquelme incorporaron en el último libro de pases a Ignacio Miramón y Tomás Belmonte (el exLanús es más interior o doble 5 que “5″) pero por alguna razón no se ganaron todavía la confianza de Diego Martínez. Y eso influye directamente en el rendimiento de los centrales.¿Entonces? “Tres son más que cuatro”. Quizás ninguna combinación de las parejas de los tres nombres mencionados (Lema-Rojo, Lema-Anselmino o Anselmino-Rojo) por sí sola entreguen al DT una “sensación de seguridad” como sí la que podrían ofrecerle los tres juntos. Y ahí es donde puede aparecer la línea de 3 con Anselmino como líbero; Lema y Rojo a los costados. Hubo partidos en los que Lema jugó por el centro y Anselmino, al ser más veloz para hacer la cobertura de “2″ a “4″, se ubicó como central derecho. Son detalles, pero detalles que pueden hacer que un equipo gane o pierda un partido.La otra variable que analiza Martínez es que ingrese Jabes Saralegui como volante derecho y así completar el mediocampo con Medina, Pol Fernández y Zenón, pero esa es otra cuestión a tener en cuenta: si ningún “cuarto volante” le da la confianza necesaria para ser titular (Saralegui, Miramón, Belmonte, Martegani), eso sería otro empujón a una línea de 3 que también puede encontrar amplitud y profundidad con sus laterales.“Tres son más que cuatro. ¡Qué cosa!, ¿no?”, repite Oscar López. Y se queda mirando a los alumnos. Luego explicará, con la pasión de siempre y durante varios minutos, que -a la hora del retroceso, y según cómo venga la jugada y dónde esté la pelota, los dos laterales-volantes harán que la ecuación sea de 5. Y que, cuando dos centrales por sí solos no entregan la seguridad que deberían, no está mal sumar un tercero que haga de líbero y corrija algún desacople de sus compañeros. Hoy Diego Martínez está ante esa encrucijada. Porque está convencido que en el Boca de hoy, tres serían más que cuatro. Habrá que ver si se anima a dar ese paso en el superclásico (de arranque o como variable de contexto). Y si le termina dando resultados.
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“Tres son más que cuatro”: las cuentas que no le cierran a Boca y por eso el DT analiza un plan distinto para jugar con River
20/09/2024