El legado de Celia Cruz es gigante. Una discografía de casi 80 discos, cinco películas, y un libro de memorias (Celia, mi vida, 2004). “La vida es un carnaval”, “Quimbara”, “Burundanga”, “La negra tiene tumbao” o “Ríe y llora”, son algunas de las canciones que marcaron su trayectoria y la convirtieron en “la reina de la salsa”.
Carisma y talento. Una voz única que sintetizó toda su energía con la expresión “¡Azúcar!” que quedó inmortalizado en cada presentación, como una invitación a la alegría para su público. A un nuevo aniversario de su muerte, el 16 de julio de 2003, su nombre se mantiene presente a través de su magnífica obra. Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso, su verdadero nombre, había nacido el 21 de octubre de 1925, en La Habana.
Desde los 25 años no dejó de brillar. Con mucha dedicación y pasión sus temas llegaron a las radios más importantes de la época y formó parte del elenco del célebre cabaret Tropicana, donde la descubrió el director de La Sonora Matancera, el guitarrista Rogelio Martínez.
A principios de los ’60, la artista abandonó la isla y se convirtió en uno de los símbolos y portavoz de la comunidad cubana en el exilio. Primero estuvo en México y luego llegó a los Estados Unidos donde tomó su residencia definitiva. En los ‘90, su música tomó un nuevo impulso y llegó con mucho éxito a distintos países como una embajadora de los ritmos caribeños.
Su llegada a la Argentina
A fines de los ’80, Celia no era muy conocida en el país. Su interés estaba puesto en ingresar en el mercado argentino. Fue así que por medio de representantes se puso en contacto con Los Fabulosos Cadillacs que ya tenían su nombre importante dentro de la escena local.
“Llegó a Ezeiza, el 5 de septiembre (1988), a las 11 de la mañana y enseguida fue a hacer una nota en televisión, donde terminó cantando un tango y “La flor de la canela” con Jaime Torres, quien también estaba por el canal”, describió el periodista Marcelo Fernández Bitar en una nota para la revista Rock & Pop. “A la noche fue a los estudios Panda para la grabación (con Los Cadillacs) terminando a las tres de la mañana.
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“Fue la más profesional que jamás haya visto: en menos de una hora metió dos temas y no habíamos ensayado nada antes. Fue al estudio le dimos las letras y enseguida se puso al frente al micrófono para cantar. Encima inventó arreglos que no se podían creer”, destacó Luciano Jr. (El Tirri), percusionista del grupo en la nota.
“En esa época, acá no se escuchaba música caribeña. Estaba considerada grasa. La música de este estilo, con percusión era algo mal visto. La llegada de Celia fue medio de casualidad, casi en broma”, recordó Mario Siperman, tecladista de Los Fabulosos Cadillacs a La Viola.
“Vicentico estaba cenando con un productor conocido de televisión y apareció Jerry Masucci, del sello discográfico Fania Records, que editaba música latina en los Estados Unidos y le dijo medio en broma de invitar a Celia a la grabación. Le pareció genial porque el interés por este tipo de música llegaba hasta Perú. Así fue que organizamos su llegada”, agregó el músico. Por aquellos días, el grupo argentino que dio sus primeros pasos con un sonido marcado por la new wave y el ska, se había presentado en otros países como Perú, donde descubrieron sonidos tropicales y que fusionaron, con el tiempo, con su propuesta.
También, el integrante de Los Cadillacs destacó que fueron a hablar con su sello discográfico, CBS, y el director argentino no la conocía. “Era una piba más con nosotros. Vino al estudio junto a su esposo, Pedro Knight, un cubano muy elegante, que estuvo toda la sesión escuchando a Celia. Ella, con la mirada, le pedía su aprobación y él le respondía con su consentimiento”.
En septiembre de 1988, el grupo ingresó en los estudios Panda para darle vida a su tercer material llamado El ritmo mundial. La presencia de la artista cubana fue muy importante, dejando su marca en dos canciones: “Vasos Vacíos”, (que en un momento se iba a llamar “Celia and Vicentico”) y en “Más solo que la noche anterior”.
“Estoy muy contento con hacer esto. En argentina necesito una inyección y para mi es bastante beneficioso”, describió la figura de la salsa en una entrevista luego de la grabación. ”Escuché el primer tema tres veces y enseguida pedí comenzar a grabar, con Vicentico al lado, diciéndome cuál era la idea que él tenía sobre lo que debería hacer. Hicimos cinco o seis tomas, y ellos estaban contentos con todo. El trabajo en el estudio terminó en la madrugada”, agregó.
Al día siguiente, algunos de los integrantes de LFC fueron a los estudios de ATC, para participar en el programa “Noti Dormi”, conducido por Raúl Portal donde anunciaron la colaboración con Celia, que participó de la entrevista. En las imágenes se los puede ver junto a Lolita Torres y un joven Diego Torres, antes de lanzarse como cantante.
Con el tiempo, “Vasos Vacíos” se convirtió en un gran éxito y uno de los temas más pedidos en los recitales de LFC. En 1994, Celia Cruz se presentó en Obras, durante un festival de salsa, donde interpretó el tema junto al cantante de Los Fabulosos Cadillacs.
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“Con entusiasmo le pedimos que también improvisara un poco en la canción ‘Más solo que la noche anterior’ y cantó algunas cositas más. ‘Vasos vacíos’ fue un éxito, pero mucho después. Salió en nuestro tercer disco y no fue corte de difusión. Le dio nombre a un álbum recopilatorio, donde salió ‘Matador’ y tomó otra dimensión. Es un tema muy lindo, con historia de amor, y con Celia. Se merece tener ese lugar”, recordó Siperman.
El músico resaltó que muchos años después, brindaron un recital con el grupo en Los Ángeles, junto a figuras de la salsa, que entre el público estaba la cantante cubana. Esa noche quedó en la memoria de los integrantes por una cuestión en la entrada. “No nos dejaban entrar porque estábamos en zapatillas. Tampoco podías estar en jeans”. Otro tiempo.