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George Harrison: A 50 años de “All things must pass”, la epopeya del beatle silencioso

29/11/2020


A principios de 1969, George Harrison estaba harto de ser un beatle. El disco doble The Beatles (conocido como el Álbum Blanco) había terminado por descomponer la dinámica personal del grupo más grande de la historia. El guitarrista, que había florecido como compositor, debió enfrentar las críticas del tándem Lennon/McCartney durante todas las sesiones. Incluso, para lograr incluir su mejor canción (y la del disco) “While my guitar gently weeps”, debió convocar a su amigo Eric Clapton para que la banda no la dejara olvidada en un demo.

Agobiado por las discusiones, encontró refugio del otro lado del océano, en la casa de Woodstock de Bob Dylan, donde comenzó a darle forma a All things must pass después de experimentar la dinámica entre el trovador y The Band, la banda que lo había acompañado en vivo y que acababa de editar un primer álbum exquisito.

Guerra de egos, traición y un pacto de silencio: el camino que llevó a Los Beatles a separarse

De regreso en Londres, las sesiones de lo que terminó siendo Let it be tampoco colaboraron en el humor general. Para darle paso a la idea de McCartney de grabar los ensayos y un show en vivo del grupo, tuvieron que abandonar la comodidad de los estudios Abbey Road y mudarse a un frío galpón, cumplir con los horarios del equipo de grabación y -pretender- llevarse bien, mientras buscaban “un regreso a los orígenes”. Harrison era el más escéptico de los cuatro y estaba negado a tocar en vivo. A lo pocos días, y tras una discusión con Lennon -a pocos días de pelearse con McCartney – abandonó el lugar. De regreso en su casa de Friar Park, escribió “Wah Wah”, la canción que se convirtió en la piedra fundamental de su primer álbum fuera de Los Beatles.

Harrison regresó para darle forma a Abbey Road, el que sabían sería su último disco. Ahí aportó dos de las canciones más hermosas alguna vez grabada por la banda: “Something” y “Here comes the sun”. Tras pasar años jugando a ser el segundo de, su talento era reconocido y admirado.

El 20 de septiembre de 1969, el grupo selló un pacto de silencio sobre su separación. Cada cual hizo las valijas y se refugió. Libre de ataduras, Harrison puso manos a la obra en lo que se convertiría en la gran epopeya solista de cualquiera de los cuatro beatles. Tenía con él decenas de canciones que habían sido rechazadas en los últimos años y nuevas composiciones que habían surgido durante la etapa de descomposición. En mayo de 1970, Phil Spector, a quien conoció en profundidad grabando con Lennon, cruzó las rejas de Friar Park para escuchar las canciones de lo que se convertiría en All Things Must Pass y quedó anonadado por la cantidad de material que había. “Cuando empecé a grabarlo, lo que más quería era sacar un disco y tenía tantas canciones que comencé a grabarlas una detrás de otra; Un día me di cuenta de que tenía 18 temas y decidí que era suficiente”, contó en una entrevista.

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Las sesiones comenzaron junto a un dream team de músicos que colaboraron a lo largo del disco. A saber: Eric Clapton, Ringo Starr, Billy Preston, Gary Brooker, y un pibe de 16 años de nombre Phil Collins (su percusión finalmente quedó afuera del mix final). La producción de Spector respondió a su conocido “muro de sonido”, grabando capas y capas de guitarras hasta formar una pared arrolladora que le daban un carácter explícito a las canciones.

A pesar de un comienzo auspicioso, el álbum cayó un poco a la deriva debido al alcoholismo de Spector, que por momentos hacía imposible continuar con el trabajo, y a la muerte de la madre de Harrison promediando la grabación, que obligó a posponer las sesiones durante semanas y lo sumió en un estado de depresión. Para colmo, Clapton -su principal ladero- sufría una adicción a la heroína que fue in crescendo a medida que avanzaban los meses.

El disco, que en principio iba a ser simple, se convirtió en uno doble y, prontamente, en uno triple, gracias a la inclusión de una serie de zapadas instrumentales. Para los ejecutivos de la industria, un disco tan grande -costoso en su producción- era un suicidio comercial, incluso con la firma de un beatle por delante. Harrison mantuvo su postura y logró editarlo tal cual lo había grabado.

All things must pass llegó a las bateas el 27 de noviembre de 1970 y fue directo al número 1, convirtiéndolo en el mayor triunfo del beatle silencioso, en libertad y con la ayuda de sus amigos.



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