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“El Misionero” sale a buscar talentos del hip hop por latinoamérica

03/03/2021
“El Misionero” sale a buscar talentos del hip hop por latinoamérica


“Esperá que suena el timbre”, interrumpe la entrevista. Se levanta, va hasta la puerta y vuelve con un paquete. Lo abre. Una por una, desenvuelve tres réplicas de camisetas históricas de Diego Armando Maradona: dos de la Selección y la otra de Boca. “Con estas me voy a ir voy a hacer una revolución por el hip hop por toda Latinoamérica”, agrega.

Darío Silva tiene 37 años y es un tipo normal. Ahora, cuando su piel cambia a El Misionero, se transforma: es rapero, freestyler y el presentador (o MC) de las batallas y riñas más importante de la Argentina. Desde hace más de cinco años es imposible imaginar una competencia del género sin sus gritos, sus arengas y su conducción. Pilar fundamental de la movida en nuestro país, ahora sale a buscar talento por los rincones de Argentina y también recorrerá el continente para encontrar a los mejores creadores de rimas.

En épocas en las que el rap es el combustible de muchas protestas, desde Madrid (con el detenido Pablo Hasel) hasta La Habana (con Denis Solís González), no es casual que El Misionero asegure que el género nació para darle voz a gente que antes no la tenía y que esa tarea todavía no termina. Por eso se lanzó con “La Cruzada”: empezó a meterse ahí, donde las compañías de discos o las cámaras no llegan, a buscar a los artistas del futuro.

-¿Por dónde vas a buscar artistas de hip hop?

La idea es hacerlo por Latinoamérica. Arranqué en Jujuy y ahora me voy a Ushuaia para ver los talentos que hay. Después: Venezuela, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Cuba y Puerto Rico.

-Vos habías hecho un proyecto similar llamado “Panamericana”, ¿Cuál es la diferencia?

Al haber sido auspiciados por una empresa, fuimos a ver los lugares cool. Lo que proponemos ahora, con “La Cruzada”, es conocer el barrio, la gente, meterse en el barro, donde pasan las cosas y las cámaras tienen miedo de entrar. Meternos donde están las pandillas. Ahí hay pibes que quieren salir y no quieren estar en esa.

-¿Cuál es el objetivo de todo esto?

Mi idea es tratar de darle luz a los pibes. Quiero llevarles una charla, mi testimonio, contarles que yo también vengo de un lugar del que decían que era imposible poder salir. Y darles esa herramienta y una inyección de fuerza y esperanza. Después, encontrar el talento y si es posible hacer una batalla de freestyle final. Tratar, y digo tratar porque esto ya es mi sueño global, de hacer un programa en alguna plataforma para mostrarlos. Pero primero hay que ubicarlos. La idea es que todo esto termine en Los Ángeles. Y llevar a los mejores artistas ahí para que vean qué está pasando, y que conozcan a los consagrados.

-Siempre tuviste una inquietud hacia lo social en el arte, ¿por qué?

Estuve cinco años dando clases de rap en la cárcel de Marcos Paz, por ejemplo. Tengo dos visiones: el hip hop arrancó siendo una herramienta para los más necesitados, los descartados, los desahuciados, los abandonados y discriminados. Y, además, yo me crié de chico en la Iglesia Cristiana Evangélica. Vi a mi viejo ayudar en barrios y asentamientos. Tuve siempre ese ejemplo. Por eso uso el hip hop para acercarme y que los chicos tengan una descarga. Te devuelve la autoestima y te empodera. Por ejemplo, Klan, uno de los que me encanta, no tenía dientes y estaba perdido en las drogas. Y se abrazó a esto y hoy es su forma de vivir, tiene su familia y está muy bien. Este género viene a incluir a los que estaban descartados. A esos caballos que ya no servían para ninguna carrera.

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-Sos artista, presentador, comunicador, buscás talento. ¿Cuál de todas esas etiquetas es la que mejor te calza?

Soy todo eso. Estoy construyendo algo y si me decís a mi qué es El Misionero, te digo “un loco utópico, que sueña el recorrido del Che Guevara por Latinoamérica pero que la revolución sea a través de la música”. Lo más importante es conectar con otro ser humano. Ahora busco correrme de las luces del artista y reencontrarme con el activista.

-En una de tus rapeadas tirás que ser MC es para toda la vida. ¿Lo sentís así?

Sí o sí. Raperos hay de todos los tipos, pero los Maestros de Ceremonia tienen una visión diferente de la vida. Tratan de conectar con esa sencillez y esa espiritualidad en el hip hop. Pueden enseñar. Y cuando hacés ese click, es para toda la vida. Te enamorás de este movimiento y la cultura. No lo dejás más.

Muchos dicen que ya es imposible imaginar batallas sin tus arengas. ¿Crees que ahí encontraste tu sello?

Sí. Lo más loco es que no existía este trabajo de presentador. Había, pero entraba cualquiera. Y generamos (digo generamos porque me ayuda y me apoya mi familia) una importancia que convirtió al host en una carrera que antes no existía. Me gustaría enseñar cómo se hace.

-¿Sentís que tenés una responsabilidad en el éxito del movimiento?

Sí. Siempre fue mi ambición. Hay muchos colegas que hicieron lo mismo. Siempre queremos sumar desde cualquier lugar un granito de arena. Somos parte de un engranaje que va funcionando. Me siento importante en esto que hablábamos de formar el puesto del host. Ahora, con “La Cruzada”, llevaremos dos camarógrafos y un productor, y ahí son tres personas más que tienen trabajo. Desde ese lugar armamos una industria. Eso no existía. Aportamos algo. Y si venís a un show haré todo para que la pases bien y vuelvas. Y si es una familia trataré de dejar un buen mensaje. Es una rueda. Si encuentro un pibe nuevo lo llevo a competir. Hemos cambiado vidas con esto. Me siento parte.

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-¿El hip hop le está ganando lugar al rock?

La palabra ganar pone al rock en una posición media rara. Yo respeto mucho a los rockeros, son grandes. Cuando Trueno dijo “somos el nuevo rock and roll”, lo hizo con humildad para contar que hoy esta es la música que eligen los jóvenes que antes optaban por el rock como forma de expresión. No por eso somos mejores ni peores, ni estamos ganando o perdiendo. Y también es verdad que lo nuestro es más fácil, porque para tener una banda de rock tenés hace falta guitarra, bajo y batería, más un lugar para ensayar. Acá, si querés rapear, empezás y ya. Lo podés hacer hasta en silencio, mentalmente.

-¿Cómo te gustaría figurar en una enciclopedia de la música argentina?

Un encendedor de brasas en los sueños de los más jóvenes que pensaban que no podían.



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